conclusiones

El sistema de clasificación de tierras aplicado permite el ordenamiento y descripción de un conjunto amplio de prácticas, las cuales tienen como función crear condiciones que mejoren significativamente la productividad del suelo y, a la vez, fortalezcan la estructura del mismo, mitigando el impacto de los agentes de la erosión. Aunado a esto, se considera el hecho de que dichas prácticas puedan ser adoptadas con facilidad por los agricultores, ya que son de bajo costo y de fácil implementación pudiéndose incorporar a las prácticas cotidianas de manejo. La metodología aplicada es específica y detallada, ya que toma en cuenta como son los aspectos climáticos y las características intrínsecas del suelo; es por eso que los resultados obtenidos con esta metodología proporcionan información  en cuanto a los valores de las propiedades físicas y químicas del suelo, concluyendo con la productividad del mismo. A su vez, se obtiene información con relación al potencial de los suelos a los procesos de erosión, lo cual es fundamental en la planificación conservacionista del uso de la tierra, ya que permite proponer los usos y las prácticas conservacionistas apropiadas según el caso.  identificar las principales causas que están limitando la productividad del suelo y las que potencian el riesgo de erosión. Así se tiene que las prácticas de mejoramiento del suelo (abonos verdes, abonos orgánicos, manejo de restos de cosechas, uso de enmiendas para suelos ácidos, labranza conservacionista, entre otras) y uso de coberturas (rotación de cultivos, cultivos tolerantes, entre otras), combinadas con algunas prácticas amortiguadoras de la velocidad de escurrimiento en ladera (surcos en contorno, zanjas de absorción, drenaje superficial), haría posible continuar, de una manera sostenible, con el aprovechamiento agrícola de las tierras 



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